Pausas y Adaptaciones: El Ritmo Cambiante del Aprendizaje Libre.

El aprendizaje libre no es un camino recto ni un sistema con reglas fijas. Es un viaje en constante transformación, guiado por los intereses, la evolución natural y la madurez del niño. Lo que apasiona hoy puede ser diferente mañana, y nuestro rol como acompañantes es estar atentos, hacer pausas cuando sea necesario y adaptarnos al ritmo cambiante de su aprendizaje. Este año hemos vivido esto en carne propia.

Los cambios de este año: nuevos intereses y descubrimientos

Muchas cosas han sido diferentes en los últimos meses. Enzo ha desarrollado nuevos intereses y ha dejado atrás algunas actividades que antes disfrutaba. Uno de los cambios más notables ha sido su amor por la música. Ahora le encanta escucharla durante todo el día, mientras juega, construye o simplemente se relaja. Ha comenzado a descubrir sus propios gustos musicales, identificando estilos, cantantes y bandas que le gustan, buscándolos en YouTube y reconociéndolos al escucharlos.

Otro cambio importante ha sido su pasión creciente por las matemáticas, especialmente el cálculo mental. Cada mañana, al despertar, me dice: "Ponme sumas", y disfrutamos este juego de operaciones mentales en cualquier momento del día, incluso a la hora del baño. Su entusiasmo por los números es algo que ha surgido de manera natural y que lo motiva a seguir explorando.

También ha mostrado interés en trabajar con Canvas, experimentando con herramientas de diseño. En cuanto a sus gustos en series y películas, estos se han vuelto más maduros. Recientemente, hemos estado viendo Arcane, una serie animada que le fascina. Ha dejado un poco de lado el dibujo y las manualidades, lo que antes era parte de su rutina creativa. Y aunque he intentado motivarlo a practicar algún deporte, él ha dejado claro que no le interesa en este momento. Y eso está bien.

La curiosidad como motor del aprendizaje

Lo que se mantiene inmutable es su insaciable curiosidad. Hace unos días me preguntó dónde se genera la sangre, y tras investigar juntos, ver un video animado y conversar sobre el tema, algo increíble sucedió. Al día siguiente, buscó un tablero del cuerpo humano que ya habíamos armado antes, sacó sus regletas Cuisenaire y creó un juego donde los bloques representaban glóbulos blancos, rojos, plaquetas, anticuerpos, venas y arterias. Todo con una comprensión sorprendente.

Su interés por los videojuegos también ha evolucionado. Sigue disfrutando de Minecraft, pero ahora está fascinado con Roblox y otros juegos en línea, como uno en el que debe hacer crecer cubos numéricos comiéndose a otros para sumar y avanzar.

Aceptar los cambios y fluir con ellos

Estos cambios me han hecho reflexionar sobre la importancia de aceptar y fluir con los intereses de nuestros hijos. No se trata de aferrarse a lo que antes les gustaba o intentar forzar actividades, sino de confiar en su proceso y seguirlos en su exploración del mundo. Las pausas no significan un retroceso, sino una oportunidad para redirigir la energía hacia nuevos aprendizajes.

El aprendizaje libre es así: dinámico, flexible, sorprendente. Hoy es música y matemáticas, mañana puede ser otra cosa. Pero lo que siempre se mantiene es su curiosidad, su deseo de descubrir y el amor por aprender.

¿Y ustedes?

¿Han experimentado cambios en los intereses de sus hijos? ¿Cómo han manejado esas transiciones? ¡Cuéntenme en los comentarios! Me encantaría leer sus experiencias. 😊