Lo que empezó como un plan frustrado terminó siendo uno de los días más hermosos que he vivido con mi hijo. Entre picnic, sabores asiáticos, juegos y mucha risa, descubrimos que la educación sin escuela está en cada experiencia. Este post es un recordatorio de que la infancia se disfruta mejor cuando aprendemos a fluir, improvisar y acompañar a nuestros hijos con amor.