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Matemáticas sin Miedo: Cómo mi hijo sanó mi terror a los números (y tú también puedes lograrlo)

Aprender matemáticas sin escuela puede ser increíble. Cuando el aprendizaje se nutre con amor, sin presión ni castigos, la capacidad de crecer es infinita.

Hola, familias bonitas 💛


Hoy quiero abrirme con ustedes sobre algo muy personal, algo que para mí siempre fue un pozo de estrés y ansiedad: las matemáticas.


Desde que tengo memoria, los números fueron mi némesis. Crecí con la sensación de ser "tonta" para las mates, incapaz de entenderlas. Esa creencia me persiguió hasta la universidad, donde cada problema matemático era una fuente de angustia.


Pero con Enzo, mi corazón de mamá unschooler decidió que esta historia debía escribirse diferente.


🧩 Mi lucha personal... y cómo los números se volvieron un juego


Desde que Enzo era pequeñito, empezamos a jugar con los números. Nada de libros aburridos ni presión. Creamos números de cartón con ojitos, los cantamos en español e italiano, usamos tapas de botellas para explorar las decenas y centenas. Hicimos un tangram de cartón y una carretera de cartulina para sumar con "llevadas".


Construimos rectas numéricas con muñequitos de acción, convertimos sumas en aventuras visuales. Y todo siempre bajo una regla: diversión sí, miedo no.


💡 El poder del aprendizaje natural


Poco a poco, la magia comenzó a florecer.

Enzo empezó a amar los números. Le gustaban los retos de cálculo mental, y me pedía sumas por diversión.


Descubrimos Khan Academy, y fue una revelación:

✅ Completó el curso de 1° grado con un 97%

✅ Luego, el de mates elementales con 92%

✅ Hoy, hace multiplicaciones mentales de hasta tres cifras: ¡ayer resolvió 512 x 3 en la cabeza!


También usamos una pizarrita acrílica para practicar trucos (como el de los dedos para la tabla del 9 🤯), y le imprimí actividades que le encantan: crucigramas numéricos, retos mentales, laberintos y figuras mágicas.


Todo ha sido natural, divertido, sin imposición ni exigencia.


🌱 Mi sanación como mamá... y como niña


Y aquí viene la parte más fuerte: Acompañar a Enzo en este camino ha sanado algo muy profundo en mí.


Verlo disfrutar donde yo sufrí, aprender con libertad donde yo sentí vergüenza, ha curado heridas que pensé que eran para siempre.


Y me ha demostrado algo valioso:

🌟 Cuando el aprendizaje se nutre con amor, sin presión ni castigos, la capacidad de crecer es infinita.

¿Te sentiste así alguna vez?


Si alguna vez te sentiste perdida con una materia, frustrada o con miedo a no saber acompañar...Quiero que sepas que no estás sola.

A veces, un minuto de respiración profunda, o un abrazo sincero con tu hijo, vale más que mil libros de texto.


💬 Ahora quiero leerte a ti:


¿Qué materia te generó estrés en la escuela?¿Y cómo estás ayudando a tus hijos a vivir el aprendizaje de una manera diferente?


🧡 Déjame tu historia en los comentarios.

💌 Y si este post te tocó el corazón, compártelo con otra mamá que necesita saber que es posible aprender bonito.

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