✨Volver al lado divertido: Mi renacer como madre gracias al aprendizaje libre✨
- Yentami Centeno

- 16 sept
- 4 Min. de lectura

💛 Un cambio que empezó desde el corazón
Hace poco me di cuenta de algo hermoso: mi maternidad está floreciendo con nuevos y más bonitos matices desde que abrazamos el aprendizaje libre. Aunque sin saberlo ya practicábamos el aprendizaje natural y una crianza respetuosa desde que Enzo nació, esta etapa reciente ha sido como ponerle nitro al carrito de baterías.
Sí, así de potente.
Y si pudiera resumirlo en una palabra, sería: gratitud. Gratitud por este camino que no solo acompaña a mi hijo… también me está transformando a mí.
📖 El día que todo cambió: cuando busqué respuestas y encontré verdades
Desde mi embarazo, me convertí en una buscadora de verdad. De esas que leen, investigan, preguntan, escuchan… Porque yo quería estar lista, presente y conectada. Y entonces llegó él: un libro pequeño pero gigante en impacto. Bésame mucho, del pediatra Carlos González.
Ese libro me sacudió el alma. Y me abrió la mente y el corazón de una forma que, quizás, ni su autor pueda imaginar.
Gracias a sus páginas entendí que:
Mi bebé no era “un niño más”, sino un ser humano único, valioso y con necesidades profundas.
Mis ganas de dormir con él tenían nombre: colecho. Y no solo eran válidas, ¡eran necesarias!
La leche materna no era solo alimento, era consuelo, consuelo puro. Era vínculo. Era hogar.
Su cerebro era una fábrica de conexiones en constante expansión, y yo tenía el privilegio de ser testigo y compañera de ese milagro diario.
Desde entonces, esa luz que se encendió en mí jamás volvió a apagarse. Al contrario, con cada nuevo descubrimiento, se vuelve más cálida, más firme, más bonita.
💡 Cuando aprendemos, acompañamos mejor
Nunca he dejado de aprender. Porque saber cómo funciona su cerebro, qué pasa en cada etapa y cómo acompañarlo con respeto, se volvió esencial para mí. Y aunque yo leo todo, lo vivimos en pareja. Lo comparto con mi esposo, y entre los dos vamos armando este mapa de la infancia que caminamos junto a Enzo.
Porque sí: cuando sabemos, acompañamos mejor.
Los niños no son adultos chiquitos. Son crías humanas que necesitan guía, tiempo, respeto. Necesitamos comprender su lenguaje, su caos, su juego, su lógica. Ellos no están rotos, ni vacíos, solo son diferentes. Y eso, créeme, es maravilloso.
💦 El poder de una cascada: cómo algo simple se vuelve aprendizaje real
Hace poco, mientras preparaba el baño de Enzo (ponemos agua caliente en una bañera porque no tenemos calentador), hice un truco para enfriar el agua: coloqué un envase debajo de la regadera y lo incliné para que el agua fluyera directo a la tina. A Enzo le fascinó. Pero yo tenía prisa y le dije que al día siguiente le enseñaba.
Y él me lo recordó:—“Lo prometiste… enséñame”.
Parece algo simple, pero en 10 minutos pasaron cosas mágicas:
🌱 Aprendizajes de un baño con cascada
Confianza: Enzo confía en mis palabras porque yo no prometo a la ligera. Cumplir lo que le digo construye un puente entre su mundo y el mío, y el aprende que su palabra también debe tener valor.
Exploración libre: Le permití hacer reguero. Me mojé. Se mojó la alfombra. Pero también se mojó su curiosidad, su mente, sus sentidos.
Aprendizaje real: Le expliqué que lo que veía ocurrir con el agua era parecido a cómo funcionan las cascadas: cuando un cuerpo de agua sobrepasa la capacidad del espacio que lo contiene, fluye hacia afuera. Y lo entendió. Su carita de asombro no tiene precio.
Y yo pienso: ¿cuántas veces, por ir apuradas, dejamos pasar estos momentos? Antes, yo también lo habría hecho. Porque “hay muchas cosas importantes que hacer”. Pero he aprendido que lo más importante no es la casa limpia, ni la ropa doblada. Lo más importante es él. Siempre ha sido él.
🎈 Conectar con la niña interior: volver al juego, volver a la vida
Y ahí entra otro aprendizaje: como adultos, hemos perdido la capacidad de jugar. De imaginar. De entrar en mundos imposibles sin preguntar por qué. De dejarnos mojar, ensuciar, desordenar, reír a carcajadas. Pero nuestros hijos nos están invitando de nuevo al juego, a lo que Alex el león llamaría el lado divertido. (Referencia de Madagascar)
Enzo me está enseñando a vivir otra vez en ese lugar. A entender que los juguetes tirados no son desorden, son ideas en construcción. Son puentes hacia el conocimiento. Y que esa etapa tan caótica y maravillosa va a durar tan poco… que no quiero pasarla preocupada por la sala desordenada.
Estoy entendiendo que ser madre es ser copiloto. Que él tiene el volante, y yo solo saco el mapa, doy indicaciones, llevo la merienda. Pero lo mejor, es que vamos juntos. Y juntos, podemos aprender bonito de todo lo que nos rodea.
Porque la maternidad, vivida con consciencia, es la mejor maestra. Y el aprendizaje libre, ese que respeta los ritmos, las emociones y la magia de lo cotidiano… es el mejor camino que he podido encontrar.
💛 Aprender bonito es vivir bonito
Cuando dejamos de intentar controlar cada paso y empezamos a confiar, nos damos cuenta de que el aprendizaje está en todas partes. En una tina de baño. En una pregunta inocente. En un juego desordenado.
Y entonces entendemos que no se trata solo de enseñar…Se trata de volver a aprender.
📣 ¡Te toca a ti, mamá valiente!
¿Te has dejado mojar por una cascada de aprendizajes últimamente?¿Sientes que tu niña interior quiere volver a jugar?
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